sábado, 26 de noviembre de 2011

Diario de una peca nº117

Intento de diario - I'm so blind.

A veces me pregunto si no veo porque no me dejan, porque no puedo o porque simplemente no quiero ver.

Foto por Marina Gimeno

jueves, 24 de noviembre de 2011

Diario de una peca nº116

Intento de diario - Esfuerzo & Recompensa, o lo que es lo mismo, ya tengo mi L.

El tiempo pasa malas jugadas, no siempre es recompensado aquellos que queremos, pero esta vez, ha sido diferente.

No se cuántos días. No se cuánto dinero. No se cuánto esfuerzo. Pero ya está. Hoy día 24 de Noviembre de 2011 ha sido oficialmente reconocido que se conducir.

Me ha costado muchísimo, he querido dejármelo, dejar de hacer test, no ir a la autoescuela, no ir a la prácticas, he querido llorar, gritar, acelarar, atropellar... He pasado muchísimo calor, y muchísimo frío. He ido con fiebre, con dolor de espalda, agotada. He salido nerviosa, con dolor de piernas, y entumecida más de una vez. Pero ya está.

Hoy todo ese esfuerzo, ha sido recompensado. Quizás suerte, quizás empeño, quizás todo el apoyo que he recibido de tantas personas, o quizás ha sido todo.

Os animo, aunque se que es díficil, a no abandonar, a seguir adelante, por mucho que cueste, tanto dinero, como tiempo, como esfuerzo personal, llegará. Os llegará.

P.D: bruuuuuuuumm bruuuuuuuuuuuuumm.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Diario de una peca nº115

Intento de diario - Esperas y más esperas.

Somos esperadores.

Si, porque nos pasamos la vida esperando. Esperando el fin de semana, esperando las vacaciones, esperando el verano, y luego Navidad. Esperando el momento de descansar y el momento de comer. Esperando en general. Sin embargo entre esas esperas hay algunas realmente insoportables. Por ejemplo, la espera del autobús, las quedadas, los profesores y las personales.

1. El transporte público en esta ciudad es algo así como deplorablemente patético, y entre los "fin de servicio", las calles cortadas, las huelgas (que tras 5 años) han desaparecido, te puedes tirar una hora esperando fácilmente, ¿y qué pasa? Que qué pasa, pues pasa que primero lo soportas, luego te pones nervioso, y acabas por empezar a despotricar junto con los esperadores de la parada, para al final cuando llegue el autobús pienses en el tiempo que has perdido (porque eso si que es perder tiempo) y te pongas de más mala leche, si acaso es posible. En fin.

2. Las quedadas. O sea, cuando quedas con alguien. A mi, por lo general, me gusta ser puntual, no me gusta hacer esperar porque no me gusta esperar. Así que allí estoy yo, unos minutillos antes o a la hora. Pero pasan 15 minutos y por allí ni alma en pena pasa. Pasa media hora, y dices bueno, como el transporte público es una mierda seguro que está viniendo, y haces la primera perdida/sms/o ahora whatsapp. Pero no, que nada. Y a los 45 minutos que ya se te ha ido el maquillaje, se te ha bufado el pelo, te llega un sms/ o novedad whastapp: "oye que me acabo de despertar de la siesta ahora voy pa'llá." Pero tú.. ¿qué quieres venir para que te mate? Porque otra cosa después de eso no se yo que esperas que haga. En fin.

3. Las tutorías de los profesores. Eso si que es un cachondeo insoportablemente irónico. Entrega la semana que viene, correo desbordado por correcciones, todo el grupo en la puerta bien prontito y no, que el tío/tía no aparece, y pasan los minutos, y más minutos, y más. Ellos se lo pueden permitir: hacerte pasar una hora después de la tutoría oficial, o que va, simplemente no aparecer. Pero ¡eh! prueba alumno terrestre a hacer lo mismo, que mismo te llevas la asignatura para el año que viene. En fin.

4. Y por último, para no alargarme más, las esperas personales. La espera de la felicidad, del amor, del dormir bien esta noche, de salir este fin de semana, de volver a verle, de no verte más, de que te toque la lotería, de que os guste esto... En fin. Total, que para esperar mejor con un chocolate calentito y buena música ¿no crees?



martes, 1 de noviembre de 2011

Diario de una peca nº114

Intento de diario - Crónicas muertas y ya está.

Pues eso, que ya está, ya ha pasado la lujuría de Halloween y todos sus quehaceres: romperse la cabeza con el plan, el disfraz y la gente, disfrazarse, salir, beber, desparramar, gritar, llorar, perder cosas y como no morir.

He aquí mi relato de anoche: estuve en dos partes de la ciudad buscando un poco de ambiente halloweenero (ya sabes, alguien conocido, unas risas y un poco de apalanque) pero en una no había ni Jack el Destripador, y en la otra estaban todos los zombies de The Walking Dead. A las dos ya estaba toda la juventud de entre 13 y 19 años medio muerta, dejando hasta su primer desayuno en el suelo de la calle. Después me dediqué casi una hora a ir saltando cadáveres, y por fin, cuando llegamos a un sitio decente, nos dimos cuenta de que perdíamos el tiempo, así que a las 4 nos fuimos a casa.

Ni me da pena ni me la darán, creo que es mucho mejor ver películas románticas en una noche de Halloween o hacer horas con cualquier proyecto personal que intentar buscar algo decente tal y como se han puesto las cosas.

Así que como ya iba planeando hace tiempo, aunque me daba penilla, el año que viene no salgo.


P.D: las lentillas fueron un triunfo.