Intento de diario - ¿Hay alguien ahí?
Una naranja. ¿Una naranja? ¿Por qué hay una naranja en mi mesita de noche? Acaba de llamar mi padre a la puerta de mi habitación para que me vaya despertando. Son las 13:48. Una naranja. Cierro los ojos y empiezo a reirme. Mejor empecemos por el principio.
Son las 7:15, suena el despertador. Son las 7:47, y aún estoy en la cama. Rápido que no cojo ni el bus ni llego a clase. 8:31, ¿por qué no hay nadie en clase? Date de ostias Vikki, no tienes clase a primera hora. Pasa el día. Comida, siesta, llamadas. Son las 18:30 y mi amiga aún no ha venido. Son las 19:33, llegamos tarde, pero esta vez, no importa. Arreglamos las cosas y empezamos a montarlo todo. El concierto tiene que salir bien. Los nervios a flor de piel. Gritos, risas nerviosas y alguna que otra tonteria. Resultado. Todo a salir a pedir de boca. Son las 22:35. Y ahora ¿qué? Se comenta de ir al local de ensayo de unos amigos. No hay coche para todos, así que les hago compañia al primer grupo que sale. Bus, no hay, tranvia, si que hay, pateo, siempre hay. Tras pasar por Orriols, Benimaclet, Trinitat, El Carmen, y otros tantos sitios que no tengo ni idea de cuales eran , llegamos al local. Es la 1:03. Estoy reventada, de aquí a mi casa, nada de fiesta. Saco el juguetito del día. Pompas de jabón. Empieza a salir gente del local (yo estaba ya fuera, que dentro no cabía nadie más). Y sin saber muy como, aparece el tema de las casas encantadas y demás, me meto de golpe en la conversación, yo conozco una! Y de repente todo es muy rápido: ¿dónde? ¿vamos? ¿nos llevas? ¿cómo vamos? ¿quiénes vamos? Y ya estoy subida en el medio de la parte de atrás del coche. Pasamos por casa a por reservas y linternas. Y allá que nos vamos. La búsqueda no fue fácil. Pero encontramos una casa bastante bonita y bastante abandonada.
No puedo presumir de valiente. Me apunto a todo, pero en realidad soy una cobarde. No escondo mi miedo, prefiero gritarlo. Y allá que nos vamos los 5. Es una zona en obras así que hay que tener cuidado con hierros y agujeros varios que hay por el camino. No muy lejos hay un caserón. Ya me la imagino en su momento, en una tarde de verano, todo llena de luz y rebosante de vida, pero ahora no. Abandonada y saqueada como mínimo, ventanas tapizadas y otras tantas reventadas, no quedan ni los cristales. Nos acercamos, yo menos, y nos topamos con un portón. Cerrado. Las ventanas. Cerradas. Los ánimos empiezan a caer, no podemos entrar. En busca de una entrada empezamos a dar la vuelta a la casa. Hay poca la luz, las nubes tapan la luna y no se oye nada. No se por qué voy la primera y veo un hueco en la pared, con el hilillo de voz que me queda después de pedir casi a gritos que nos fueramos de allí digo: por ahi se puede.. ¡A qué mala hora Victoria! Pues allá que nos vamos todos. A mi mucha gracia no me hace, pero he de reconocer que la adrenalina corría por mis venas, me cojo a un brazo y entramos. Se me acaban las palabras y se me abren los ojos. Recorremos habitación por habitación. Mientras los chicos hacen comentarios sobre la casa imagino cómo se habría vivido allí. Ventanales enormes, y habitaciones aún más grandes, un patio interior con un árbol a punto de morir y la luna fuera. Un salón y un techo apuntalado. El portón. Hemos llegado a la entrada, una puerta preciosa de madera, y fuera unas escaleras. Los valientes no se lo piensan y suben, les sigo. La piel de gallina no se me ha ido, no tengo palabras que describan la casa que estoy viendo de la que a la vez quiero irme. Cuidado chicos, que el suelo se puede venir abajo en cualquier momento. Damos la vuelta y salimos, no acabo de entender por qué la entrada me ha costado tanto y la salida ha sido tan rápida, miro atrás, me ha gustado. Bueno vámonos, sigamos nuestro camino. Al final encontramos la casa que en principio íbamos a ver, pero no se puede entrar, así que tras una pequeña vuelta, volvemos al coche y damos vueltas sin (a mi parecer) sentido. Acabamos en la huerta rodeados de naranjos. "Aparcamos" y nos bajamos del coche y de repente, ZOMBIES, jajajaja, madre mia! La naranja zombie, el perro zombie, el coche zombie, los naranjos zombies, seguro que hasta las piedras eran zombies. Estoy casi llorando (de la risa).
Bajo la luz de la luna se encuentran tres amigos cuando de repente de entre los árboles aparecen dos zombies, aterrados los jóvenes corren hacía el coche mientras los zombies van tras ello, arranca el coche pero por alguna extraña razón los zombies consiguen alcanzarlos y acaban comiendose a... FIN DEL VIDEO!
Entre tanto hemos ido recogiendo naranjas y he perdido la noción del tiempo. Los chicos se alimentan con las naranjas robadas, y seguimos dando vueltas (todo el rato en el mismo sitio) con el coche. Ahora les da por conducir. Empiezo a estar cansada, llevo muchas horas fuera de casa. Los últimos momentos me los paso medio recostada en la parte trasera del coche mientras buscan la salida a Valencia. Y ya hemos llegado. Bajo del coche y me lanzan una naranja: ¡de recuerdo! Calle arriba voy hacía mi casa cansada pero con una sonrisa que no me cabe en la cara, hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien. Llego a tiempo de apagar el despertador, me pongo el pijama y dejo la naranja encima de la mesita de noche.
Me despierto y veo una naranja. ¿Una naranja? ¿Por qué hay una naranja en mi mesita de noche? Acaba de llamar mi padre a la puerta para que me vaya despertando. Son las 13:48. Una naranja. Cierro los ojos y empiezo a reirme.
Suena todo el día: No it isn't - Plus 44
(Burn down something beautiful)
Me han acompañado en la excursión: Doble Lift
( http://www.myspace.com/doblelift )
P.D: me ha costado tres días escribir esto, porque aunque ponga que la entrada sea el sábado 27, hoy es 29 lunes. Sin lugar a dudas fue un día de esos que llamas completos y sin sentido, llenos de tantos momentos que algunos se te escapan y ya no los recuerdas, pero que no te importaría tener más a menudo.
P.D2: creo que es la entrada más larga que he hecho hasta ahora. Buf :) .