Intento de diario - Una Peca dividida.
A veces pasa.
Maletas y para fuera. Fue una de las salidas más costosas hasta ahora. La llegada fue... diferente. No se, diría casi que no me gustó. Pero bueno, voy a lo que toca: mi primer día de trabajo. Si señor, así es. Hoy he empezado a trabajar de camarera en un pequeñísimo mini-hotel de la región del Alto Palancia, más concretamente en Bejís. Un sitio más bien apartado, sin muchos habitantes pero que me da una inmensidad de casi todo. Sin embargo, en éste, mi tercer año como camarera, me he encontrado con demasiado cambios.
La charlatana y alegre chica del bar ya no nos acompaña, ha encontrado un trabajo algo mejor (si, diría que mucho mejor) lo cual es genial, pero yo la echo ya mucho de menos no ternela por allí. Luego el pinche jovencito y algo cabroncete tampoco está, y nadie me ha dicho nada de él. Estaba bien tener a alguien con quien reñir, insultarse y hacer algunas trastadas, como comer helado mientras lo servíamos. Y luego el otro camarero que nos acompañaba en el gran comedor. "Linda, tendremos que llamar a los bomberos". A pesar de lo mucho que nos metíamos con él, siempre tenía una gran sonrisa para las cuatro mujeres con las que compartía escoba. Y por último mi 50%. La sigo teniendo por ahí, cerquita de mi, pero está tan lejos que es inevitable que me ponga algo melancólica y algo tristona, al mirar a los otros dos años y ver lo bien que me lo he pasado junto a ellos/as. Y bueno, la nueva plantilla no está nada mal. Pero no son mi 100%.
Y ya acabando. Me faltan mis 4 fantásticas juntas como en aquellos años locos de vueltas nocturas a un castillo. Y tú. Eternamente tú.